La opinión de nuestro grupo se acerca más al pensamiento de Wadsworth. Pensamos que los niños no tienen que nacer para ser cerebritos, adelantar su crecimiento cerebral no es la solución para que estos niños se conviertan en intelectuales.
Acelerar el desarrollo no es eficaz puesto que en cada etapa se viven unos cambios esenciales los cuales son muy importantes y lo que prima es su total desarrollo, sacando el máximo partido a todos los aspectos que tengan lugar ya que si hiciésemos lo contrario se produciría un fracaso, un fallo en el mecanismo por lo que la consecuencia tendría un gran índole puesto que las próximas etapas no se desarrollarían de forma correcta.
Pero si hablamos de aprendizaje cotidiano, a lo mejor Siegfried y Therese podrían tener razón. Pensamos que la edad no es el mayor factor a tener en cuenta por lo que un niño de dos añitos podrá saber recoger su desayuno al igual que uno de cinco. Aquí la presencia de los padres es la que influye siendo ellos los que decidan como enseñar a sus hijos, a que edad, de que forma...También es importante la capacidad de comprensión del niño ya que lo entenderá antes o después según como la capacidad esté desarrollada, aquí la motivación juega un papel importante, premiando al niño con piropos será todo más fluido fácil para él y para nosotros.
El analista no es el que sabe, quien sabe es el analizante (paciente, según la psicología de visos conductistas), es el supuesto al saber. Jacques Lacan
lunes, 25 de octubre de 2010
martes, 5 de octubre de 2010
¿Continuidad o discontinuidad?
Nuestra opinión no termina de ser clara, por una parte pensamos que puede existir una continuidad desde el primer segundo de vida hasta el final de esta, ya que la vida es un progreso en la que puedes sacar partido a lo primero que aprendiste al nacer, como por ejemplo el paso de gatear a andar.
Pensamos que todos nuestros actos son consecuencia de algo.
Por otra parte, creemos que también existe una discontinuidad dentro de una continuidad. La hipótesis a la que se refiere en el texto citando las distintas etapas coincide con nuestra propia vida, son las que hemos vivido y nos quedan por vivir.
Obviamente hay que diferenciar entre unas edades y otras ya que no podemos tratar a un niño de ocho años como a uno de veinte, no podemos exigirle los mismos conocimientos, ni la misma madurez, ni la misma responsabilidad.
Podríamos llegar a la conclusión de que cada etapa tiene un momento específico en nuestra vida, unos acontecimientos que toman pie, y unas decisiones que tomar ; aun así quedan muchos campos abiertos como los que menciona el texto de la diferente legislación que desarrolla cada país , aludiendo a la edad con la que prohíben comprar tabaco y bebidas alcohólicas.
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